miércoles, 10 de septiembre de 2014

Within the Ruins – Phenomena


El cuarteto americano no ha dejado pasar ni un año y medio desde su anterior trabajo y ya nos trae una nueva obra de ingeniería metálica; como fiel seguidor de la banda poder hincarle el diente a un nuevo trabajo tan repentino me ha llenado de sorpresa, miedo y regocijo a partes iguales, así pues en mi primera exposición intentaré ser lo más imparcial posible.

Los de Massachusetts nos tienen acostumbrados a una increíble dosis de musicalidad ultra técnica que, a lo largo de los años no ha hecho sino incrementarse con el añadido de miles de efectos de guitarra y partes cada vez más complejas.
El grupo es de la quinta de bandas como Born of Osiris, Veil of Maya o After the Burial, todos ellos conocidos por no dejar una escala sin tocar, por su pasmosa habilidad para masacrar cualquier riff y cambio de tempo habido y por haber en esa vertiente más técnica pero a su vez más melódica del metal moderno.
En defensa de Within the Ruins en contra de los grupos antes citados se puede decir que este nuevo disco sigue siendo fiel a esos principios y no pierde un ápice del rabioso ahínco por demostrar quién puede tocar más y mejor y no menos y más aburrido, como han hecho todos los otros grupos con sus respectivos últimos discos.
Es decir, Within nunca se ha contentado con sacar discos mediocres, llenos de breaks a cascoporro, melodías manidas y la más que preocupante idea de que “cuanto más grave esté la guitarra, menos notas demos y más parezca un break continuo de 30 minutos” mejor.
Hasta aquí todo bueno respecto a sus competidores, el nuevo disco sigue siendo una maravilla de la técnica y estoy seguro de que a más de un guitarrista traerá de cabeza.
Ahora bien, esto es todo lo positivo que puedo decir de este disco. Y es bastante triste para mí tener que escribir esto porque he sido un gran seguidor de esta banda y he disfrutado cada riff como un niño pequeño. Bajo mi punto de vista (propia y personal ) este nuevo disco no es sino la versión aún más perezosa del anterior “Elite” (2013), en la que ya nos presentaron cuál iba a ser su nueva fórmula tras la marcha del segundo guitarrista.
Han bajado la afinación para la mayoría de los temas no a un “entendible” Fa (nuestros Thirteen Bled Promises están en Fa) sino a un Do pero una octava más grave de la afinación estándar metalcorera.Que la afinación mole más o menos me es indiferente, lo que critico es que al estar tan grave el papel del bajo queda totalmente absorbido por la séptima cuerda de la guitarra; ya se puede estar matandoAndrew Tate a hacer las líneas más jodidamente maravillosas de la historia que lo único que vas a percibir en la grabación es un leve roce de sus cuerdas al trastear (ole).
El papel del bajo eso sí cobra algo de protagonismo durante los solos de guitarra en los que no hay guitarras dobladas (que son mínimos) y en algún break en el que hace más notas graves que su compañero. Punto. El resto de su trabajo queda relegado al mero relleno de frecuencias inaudibles.
El trabajo de Joe Cocci sigue siendo devastador, miles de melodías, riffs rápidos enrevesados y una buena dosis de breaks complejos pero…ya no sorprende como antaño.
Ojo que no juzgo su técnica actual, estoy seguro de que este tipo no ha hecho sino mejorar con el tiempo. Como pude presenciarle en directo hace un par de años, no estoy hablando de que toque menos y peor, para nada, hablo de que musicalmente las ideas plasmadas en estas canciones son mucho menos frescas que en sus anteriores discos.
Tomando como referencia su segundo disco “Invade”(2010), el que, a mi juicio, es su mejor aportación al mundo metalero, lo que se puede observar en comparación es que hay cada vez menos melodías entendibles con las que quedarse en la cabeza tal y como se hacía en el disco de 2010 y que es prácticamente imposible hacerlo en este. ¿Porqué? No tiene nada que ver con la afinación, ni con que sea más o menos técnico, es un simple hecho de notas. Las ideas siguen siendo complejas, técnicas y rematadamente complicadas, pero en el apartado musical son más pobres armónicamente hablando, las escalas que utiliza para adornar la base rítmica ya no tiene el enganche que tenía antaño y esto, tristemente ha sido así a partir de 2010.
Elite ya fue un paso atrás en ese sentido, gracias a la incorporación cada vez más frecuente de efectos de guitarra imposibles de realizar en directo, “Phenomena” es ya el summun de la música hecha por ordenador. Las melodías entrecortadas, las partes en las que bajan digitalmente de intensidad*, lospaneos y demás efectos digitales no hacen que las melodías sean mejores, simplemente son un recurso para enmascarar un poco la falta de material realmente novedoso.
Joe Cocci sigue queriendo abarcar más (aún) espacio dentro del espectro sonoro, y las abundantes armonizaciones, melodías, efectos digitales y demás parafernalia está genial en disco, pero olvídate de que sea capaz de dividirse en 3 para poder reproducir lo que suena todo el rato, salvo que sea disparado digitalmente en directo.
Hay quien se conforma con esto, pero a mí me parece un error, una cosa es lanzar un teclado de apoyo armónico y otra muy distinta llevar dos guitarras haciéndote el background mientras tú te tocas la melodía principal.
El trabajo de Kevin McGuill, el baterista, sigue siendo demoledor, cuadra perfectamente con los riffs y continúa siendo dinámico y efectivo. Eso sí, el que se haya encargado del sonido de batería se merece un aplauso en la cara, no puede sonar más sampleada, y a pesar de que este baterista es increíblemente efectivo hay ciertas cosas que ya están pasadas de madre.
No lo es por suerte el trabajo de Tim Goergen. Es sin duda el único que se salva de toda crítica, su trabajo sigue siendo impecable, con buen gusto y con un gran rango en su registro rasgado que además ha implementado con pequeñas pinceladas armónicas de vez en cuando (puramente anecdótico, pero todo hay que decirlo).
A sí pues para despedirme sólo queda decir que este disco, a mi juicio, debería haberse quedado en el guitar pro, a pesar de que hay un puñado de buenas ideas entre la maleza.
Una verdadera lástima dado el potencial, que demuestran durante todo el disco de la manera más sobre producida y mediocre de la banda hasta la fecha.
Me despido con el single cuyo vídeo sacaron el pasado día 22.
Mucho fuego y pocas nueces.

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